Introducción
El teórico Achille Mbembe en su libro nos ofrece
una perspectiva reveladora sobre las intersecciones entre el poder político y
la violencia. El término "Necropolítica" introduce una nueva
dimensión al análisis del ejercicio del poder estatal, al enfocarse en cómo los
estados modernos no solo regulan la vida de los ciudadanos, sino que también
determinan quién vive y quién muere. Este concepto desafía nuestras
concepciones tradicionales de la política y la soberanía, al destacar cómo la
gestión de la muerte y la violencia se ha convertido en una herramienta
fundamental para la consolidación y el mantenimiento del poder.
Análisis general
Trasciende que, en el mundo contemporáneo, se
manifiesta de diversas formas, desde el apartheid y el genocidio hasta la
vigilancia masiva y la militarización de la sociedad. Mbembe examina cómo el
racismo, el colonialismo y el capitalismo están entrelazados en la producción y
el mantenimiento de la violencia estatal, y cómo estas formas de violencia se
han vuelto cada vez más sofisticadas y normalizadas en la era neoliberal.
El autor argumenta que, en la era contemporánea,
los estados no solo regulan la vida de los ciudadanos, sino que también
determinan quién vive y quién muere. Además, el libro explora cómo la "Necropolítica" opera en diferentes contextos, desde las colonias africanas hasta
las sociedades contemporáneas globalizadas. Por ende, parte de la premisa de
que no es un fenómeno nuevo, sino que tiene raíces profundas en la historia
colonial y se ha perpetuado en diferentes formas a lo largo del tiempo.
Asimismo, examina cómo los Estados modernos, las
empresas multinacionales y otros actores poderosos han utilizado la violencia
como una herramienta para mantener el control y la dominación sobre ciertas
poblaciones, justificando estas acciones en nombre de la seguridad nacional, el
desarrollo económico o la preservación de la ley y el orden.
Otro de los puntos destacados es la transformación
de la violencia, que ha evolucionado de ser un medio para alcanzar un fin a
convertirse en un fin en sí misma. Los regímenes contemporáneos la emplean como
un instrumento indispensable para consolidar su poder soberano. Se recalca
repetidamente que la máxima expresión de la soberanía radica en la facultad de
determinar quién merece vivir y quién está destinado a morir. Este fenómeno,
que tuvo sus orígenes en el contexto colonial, ha sido exacerbado en la
prolongada era postcolonial africana, una vez que los Estados-Nación africanos
han sido establecidos y consolidados.
La relevancia de la raza (el racismo) en el marco
del biopoder resulta evidente. Más allá del enfoque en las clases sociales, la
raza ha sido una fuerza omnipresente en el pensamiento y las prácticas
políticas occidentales, especialmente en la concepción de los pueblos
extranjeros y en la justificación de la dominación sobre ellos. Arendt,
aludiendo tanto a esta presencia constante como a la naturaleza espectral del
concepto de raza en general, fundamenta sus argumentos en la experiencia y
sugiere que la política racial está intrínsecamente ligada a la política de la
muerte.
La mayoría de las críticas tradicionales hacia la
modernidad se fundamentan en el reconocimiento de esta percepción. Ya sea
dirigida hacia el nihilismo y su afirmación de la voluntad de poder como
esencia del ser, la cosificación entendida como la transformación del ser
humano en un objeto, o la subordinación de todo a una lógica impersonal y al
dominio del cálculo y la racionalidad instrumental. Estas críticas, desde una
perspectiva antropológica, cuestionan ampliamente la concepción de lo político
como una relación fundamentalmente belicosa.
Achille Mbembe también explora cómo se manifiesta
en otras esferas de la vida contemporánea. Por ejemplo, examina cómo las
empresas multinacionales, en su búsqueda de beneficios y recursos, a menudo
operan en regiones donde las vidas humanas son consideradas desechables o
sacrificables. Estas empresas pueden ignorar o incluso contribuir a conflictos
armados, desplazamientos masivos de población y degradación ambiental, todo en
aras de maximizar sus ganancias.
Finalmente, a través de este procedimiento, el individuo
adquiere una posición en el ámbito político, al cumplir con sus obligaciones
fiscales y ejercer un derecho sobre su destino, legitimando así su capacidad
política y ciudadana desde una perspectiva jurídica. Esta legitimación se
enmarca en un sistema de derechos y obligaciones con el Estado, el cual, al
respetar el principio de legalidad, fortalece su legitimidad pública al ejercer
su soberanía de manera justa. En el camino hacia la modernidad política, no hay
otro camino que seguir que este.
Conclusión
En conclusión, "Necropolítica" nos
proporciona un análisis profundo y perspicaz sobre cómo el poder estatal, las
estructuras económicas y los conflictos globales interactúan para producir y
regular la vida y la muerte en el mundo contemporáneo. El libro invita a
repensar las relaciones de poder, la justicia social y las posibilidades de
resistencia frente a la violencia y la opresión sistémica.
Referencia
Mbembe, A. (2003). Necropolítica. Public Culture,
15(1), 11-40.
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