domingo, 31 de marzo de 2024

Trabajo grupal: El yo en un mundo social

 

Grupo 1




Individualismo

El concepto de dar prioridad a las propias metas por encima de las metas grupales y definir la propia identidad en términos de los atributos personales, más que por las identificaciones grupales.

Colectivismo

Dar prioridad a las metas del propio grupo (a menudo la familia extendida o grupo de trabajo) y definir la propia identidad en consonancia.

Se realizó una actividad que consistía en que debía pasar una persona por “accidente” para proceder a explicar el tema. Reflectores e ilusiones: ¿Qué nos enseñan de nosotros mismos? ¿Alguna vez han sentido que están en el centro del escenario y que todos los ojos están puestos en ustedes?

El efecto de reflector significa que pensamos estar en el centro del escenario, por lo que de manera intuitiva tenemos la creencia de que los demás prestan más atención a nuestra apariencia y comportamiento que en realidad ponen en nosotros.

Ejemplificación: Lawson (2010) exploró el efecto de reflector pidiéndoles a estudiantes universitarios que se pusieran una sudadera estampada con el águila de Estados Unidos antes de reunirse con un grupo de compañeros. Casi el 40% estaban seguros de que los observadores recordarían lo que decía su sudadera, pero de hecho solo el 10% lo recordó. La mayoría de los observadores ni siquiera se percató de que los estudiantes se cambiaron las sudaderas después de salir de la habitación por unos cuantos minutos. En otro experimento, incluso la vestimenta vergonzosa, como una camiseta con la imagen del cantante Barry Manilow, provocó que solo 23% de los observadores la notaran, mucho menos del 50% estimado por los estudiantes que portaban en su pecho al cantante de la década de 1970 (Gilovich et al., 2000).

Por otra parte, solemos estar profundamente conscientes de nuestras emociones, y a menudo sufrimos de una ilusión de transparencia. Esto hace referencia a que tenemos la ilusión de que nuestras emociones ocultas son evidentes y que los demás pueden interpretarlas con facilidad. Si estamos felices y lo sabemos, entonces estamos seguros de que nuestro rostro lo mostrará. Y suponemos que los demás se darán cuenta.

De hecho, podemos ser más confusos de lo que pensamos (mencionar la investigación: “estar nervioso de parecer nervioso”). Además de pensar que nuestras emociones son transparentes, también sobreestimamos la visibilidad de nuestras equivocaciones sociales y deslices mentales en público.

Ejemplificación: Cuando detonamos la alarma de la biblioteca o insultamos de manera accidental a alguien, es posible que nos sintamos mortificados (“Todo el mundo creerá que soy un desgraciado”). Pero la investigación demuestra que aquello que nos atormenta es algo que los demás apenas notan y que pronto olvidan.

“Explicación del experimento de la persona que entra”

El efecto de reflector y la ilusión relacionada con transparencia son solo dos ejemplos de la interacción entre nuestro sentido del yo y nuestros mundos sociales. Estos son unos cuantos más:

  • Los entornos sociales afectan nuestra autoconciencia: Cuando somos el único miembro de nuestra raza, género o nacionalidad dentro de un grupo, nos damos cuenta de cómo diferimos de los demás y de la manera en que ellos reaccionan hacia nuestra diferencia.
  • El interés propio tiñe nuestro juicio social: Básicamente, cuando algo va mal en una relación cercana, como con un amigo o pareja, tendemos a culpar más a la otra persona que a nosotros mismos. Pero cuando las cosas van bien, solemos atribuirnos más mérito por ello.
  • La preocupación por uno mismo motiva nuestro comportamiento social: muchas veces nos preocupamos por cómo nos ven los demás y nos esforzamos mucho por causar una buena impresión. Esto significa que a menudo nos preocupamos por nuestra apariencia y cómo nos comportamos, por lo que tratamos de ajustar nuestro comportamiento de manera que nos vean de forma favorable.
  • Las relaciones sociales ayudan a definir nuestro sentido del yo: Se dice que tenemos yoes diversos, es posible que tengamos un yo para nuestra mamá, otro para los amigos, otro para los maestros. Nuestra manera de pensar acerca de nosotros mismos se relaciona con la persona con la que estamos en el momento. Y cuando las relaciones cambian, es posible que también cambie nuestro autoconcepto.

Como sugieren estos ejemplos, el tránsito entre nosotros y los demás corre en ambos sentidos. Nuestro sentido de nosotros mismos afecta cómo respondemos a los demás y los demás ayudan a moldear nuestro sentido del yo. De esta forma, nuestras percepciones de nosotros mismos (nuestro sentido del yo) están constantemente influenciadas y moldeadas por nuestras interacciones y experiencias en el entorno social que nos rodea (nuestros mundos sociales).

En otras palabras, nuestro sentido del yo no es estático ni independiente, sino que está en constante diálogo con el mundo que nos rodea. Nuestras relaciones con otras personas, nuestras experiencias en diferentes contextos sociales y culturales, e incluso nuestra pertenencia a diversos grupos sociales, todo esto influye en cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo desarrollamos nuestra identidad.

Esta interacción puede manifestarse de muchas formas, desde cómo nos comportamos en diferentes situaciones sociales hasta cómo percibimos nuestras propias características y atributos en comparación con los demás. Es un proceso dinámico y complejo que refleja la naturaleza fluida y adaptable de la identidad humana.

Actividad: Adivina los conceptos con el tema: Autoestima y autoconcepto.

Autoconcepto: ¿Quién soy?

Autoconcepto: Aquello que sabemos y creemos de nosotros mismos.

Los esquemas del yo son como los lentes a través de los cuales vemos y procesamos la información sobre nosotros mismos, y juegan un papel importante en la formación de nuestra identidad y en cómo nos comportamos en diferentes situaciones.

Comparaciones sociales: ¿Cómo decidimos si somos ricos, inteligentes o chaparros? Una manera es a través de las comparaciones sociales. Los demás nos ayudan a definir los estándares según los cuales nos definimos como ricos o pobres, listos o tontos, altos o bajos: nos comparamos con ellos y consideramos en qué diferimos.

Los juicios de otras personas: Cuando la gente piensa bien de nosotros, pensamos, a la vez, bien de nosotros mismos. Los niños a los que otras personas consideran intelectualmente dotados, trabajadores o cooperativos, tienden a incorporar esas ideas dentro de sus autoconceptos y conducta. Los niños a los que se elogia por “ser colaboradores, posteriormente colaboran más; eso se convierte en parte de su identidad.

Autoestima: La evaluación general de una persona acerca de sí misma o su sentido de valía propia. La gente que se valora en términos generales (aquellos con alta autoestima) tiene mayor probabilidad de valorar su apariencia, capacidades y demás. Sin embargo, algunas autopercepciones específicas tienen cierta influencia. Si usted piensa que es bueno para las matemáticas, entonces será más probable que tenga un buen desempeño en esa materia.

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